domingo, 29 de diciembre de 2013

NUESTROS TRES CUERPOS y su Alimentación Equilibrada


Hablar de nuestros tres cuerpos es hablar del ser integral, conformado por el cuerpo físico,  el Cuerpo moral (álmico)  y el Cuerpo Espiritual. Cada uno tiene una alimentación específica, son como tres círculos incrustados uno dentro del otro girando cada uno como los planetas, alrededor del sol y los satélites sobre los planetas. Sin embargo para que giren armónicamente, el balance se va realizando conforme al estado de consciencia divina del individuo.
Como entes de luz que somos, el objetivo es integrarnos nuevamente, conscientemente a la fuente original, para lograrlo hay que buscar el camino que nos trajo aquí, es decir: quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos; el despertar del ser humano.
El despertar del ser humano es estar conscientes que en este plano terrenal estamos prisioneros dentro de un cuerpo material, dentro del cuerpo material hay un alma y dentro del alma mora el Espíritu, esa chispa divina que nos da la vida.
Por lo tanto es obvio que cada cuerpo para desarrollarse se alimente cada uno de acuerdo a su propia esencia y al mismo tiempo “sostener” el crecimiento del siguiente para que halla un avance integral de los tres cuerpos. Mente sana, en cuerpo sano.
Por nuestra ubicación en el plano físico estamos constituidos por tres cuerpos diferentes que son: materia, alma y espíritu, cada uno independiente por una “barrera”  que hay que derribar (con conocimiento) para sostener el desarrollo del siguiente cuerpo.
El cuerpo humano (materia) es el templo donde moran los tres cuerpos, por ello la alimentación completa debe ser integral para los tres cuerpos. Para mantener el vehículo físico en buen estado hay que alimentarlo correctamente, con solidos, líquidos y aire, para el avance y desarrollo de los otros dos.
El cuerpo físico por naturaleza, es el cuerpo de los deseos, del instinto animal, que busca satisfactores que lo hagan sentir cómodo, es el  potro salvaje que hay que domar. Para dominarlo, primeramente necesitamos de la buena intención, seguida de una firme voluntad, el estudio y dominio de las facultades que nos doto el Supremo Creador.
El segundo cuerpo (Alma) es el “mediador plástico” entre el cuerpo físico y el cuerpo espiritual. Este cuerpo es la balanza que marca  nuestros actos y según usemos el libre albedrio nuestra alma crece (alma grande) o decrece.
El alimento del alma se basa en los principios de moral y de justicia que han sido revelados por el Supremo creador a los MAESTROS INSTRUCTORES  quienes a través de los libros sagrados  han dejado plasmado en las diferentes filosofías del mundo, la forma según su fe, la misión de educación y re-educación de la humanidad. 
El alma es como el cordón de equilibrio por sobre el que hay que cruzar un precipicio, es la prueba que hay que superar para llegar al objetivo. El Alma (nefesh) es la conciencia natural de la vida sin la comprensión superior de los mundos que han precedido a este  y los mundos venideros. El Alma debe pasar a través de muchas formaciones, transformaciones y renacimientos para poder integrarse a la conciencia divina del sobreser. Cuando uno esta consciente que el Alma no es lo mismo que el espíritu (Ruach) pide la asistencia superior de la Deidad para alcanzar verdadero conocimiento y verdadera sabiduría. En ese momento, el Ruach como “el espíritu” de la razón superior, es dado por Dios para la inspiración y el entendimiento de los niveles múltiples de la mente Divina. Finalmente cuando el espíritu (Ruach) y el Alma  (Nefesh) se sintetizan, los anhelos superiores de la unión crean el Alma Soberana de Luz (“Neshamah”) que es llamada a la Luz para engendrar los frutos de la divinidad  y ungir a aquellos llamados a la obra de la Mente Divina.
Finalmente, para la integración y formación de la unidad Alma-Espíritu requiere el equilibrio entre el primer y segundo cuerpo de la triada divina; (Heb. 4:12; 1Cor. 15:44; 1 Tes. 5:23).
Es pues manteniendo el equilibrio entre estos tres cuerpos como podremos avanzar mas rápido a la meta que anhelamos llegar, cumpliendo con las responsabilidades materiales que incluyen al sustento y formación de una familia sana y al trabajo personal para el desarrollo espiritual única fuente inagotable, inextinguible, inmortal y eterna.
Daniel Uriarte Urias

El significado arcano de los símbolos

Introducción


Frente a estos cambios tan radicales y profundos necesitamos mapas, y las referencias que pueden servirnos de guías son, como siempre han sido, los símbolos: el lenguaje de las imágenes arquetípicas y ancestrales que constituyen un auténtico diccionario universal, más allá de las distancias culturales o de las épocas históricas, esto es, más allá del tiempo o del espacio.
Diana y Karolus

En innumerables escritos se nos dice que el hombre está a punto de entrar en una Nueva Era. El vocablo alemán “zeitgeist” describe adecuadamente este concepto, pues su traducción alude al “espíritu de los tiempos”, a una renovación de paradigmas, alteraciones tan importantes como espectaculares en la consciencia del hombre.
La historia está colmada de “zeitgeists”, momentos donde nacieron visiones diferentes de la realidad, siempre más amplias que las anteriores. En cada cambio mueren unos dioses y nacen otros nuevosDioses y Diosas son arquetipos de nuestra psique, que se expresan a través de símbolos, de imágenes que hablan a nuestro inconsciente.
Dichos símbolos no siempre son utilizados ni interpretados como debiera. Asimismo, todo símbolo tiene su cara luminosa y su cara oscura, su ying y su yang, y depende de nosotros su comprensión y manejo. Internet, por ejemplo, es un hervidero de malas interpretaciones y manipulaciones. También algunos sectores y determinados grupos los han usado en beneficio propio, desvirtuando su significado original.
Hoy, nuestro “zeitgeist”, nuestro salto de consciencia, radica en hallarnos a nosotros mismos, en viajar hacia adentro, en tomar consciencia y entender quienes somos. Debemos hallar el conocimiento interno que complemente tantos años enfocados en el exterior, en las formas, en los modos, en las personalidades –persona significa “máscara” en griego-.
Estamos viviendo un momento de conmoción socioeconómica a nivel mundial –exterior-, y, sincrónicamente, un momento de emerger espiritual, de búsqueda de nuevos valores –interior-. Este es el cambio que se está produciendo en la psique colectiva de la humanidad.
Toda esta reevaluación de la vida es parte de la necesidad de valores más significativos, y por ello existe el interés de retornar a antiguas ciencias cargadas de simbología –astrología, alquimia, mitología…- La ciencia empírica, que durante siglos ha mantenido la última palabra en lo referente a la realidad, se sorprende hoy a sí misma aproximándose cada vez más a lo que podríamos llamar “estudios arcanos”.
Nos dicen que las plantas reaccionan ante las emociones humanas, o que les gusta la música, y que podemos “cargar molecularmente el agua” con altas vibraciones para restablecer nuestra salud psicofísica; que el sol y la luna emiten “energías” que ciertamente nos afectan; que nuestra mente posee capacidades “telépatas” que pueden entrenarse….
Así que puede que al final concluyamos que Dios está perfectamente oculto en la materia, y que goza de buena salud…

La ciencia se encuentra actualmente en los umbrales de un universo que se parece más a un mágico cuento de hadas que a la visión estrecha y dogmática del racionalismo empirista. Vivimos, también, una reevaluación de dicha disciplina, el emerger de una nueva ciencia, y no tanto su desaparición.
Frente a estos cambios tan radicales y profundos necesitamos mapas; y las referencias que pueden servirnos de guías son, como siempre han sido, los símbolos: el lenguaje de las imágenes arquetípicas y ancestrales que constituyen un auténtico diccionario universal, más allá de las distancias culturales o de las épocas históricas; esto es, más allá del tiempo o del espacio.
La nueva ciencia de la psicología es, de hecho, la heredera de la astrología de antaño. “Psico-logía” proviene de dos palabras griegas: “Psyche” –que significa Alma-, y “Logos” –que significa Sabiduría, y el estudio del alma humana fue dominio de la astrología durante miles de años.
Aunque Psicología y Astrología usen lenguajes diferentes, su tema de investigación es el mismo: el estudio de la consciencia humana, sus cambios, su crecimiento, su despertar, su evolución.
Hablamos, naturalmente, de la Astrología Arcana, de aquella que se ha transmitido durante miles de años, y no de las predicciones de las revistas del corazón o los periódicos, que son un ejemplo más de como un mal uso de una disciplina, o símbolo, puede acabar convirtiéndolo a ojos ajenos en algo banal.
Una carta Natal, por ejemplo, no es otra cosa que un mapa simbólico de la psique humana de un individuo,como una semilla que contiene ciertos elementos o códigos para desarrollarse, crecer, convertirse en… Carl Jung y Roberto Assagioli sabían esto perfectamente y ambos elaboraron sus modelos psicológicos a partir de la antigua ciencia de la Astrología.
Un modelo psicológico es una alusión, una inferencia, una lente a través de la cual podemos ver aquello que no es articulable en palabras, porque son los misterios del corazón del ser humano, del alma humana, de la consciencia humana lo que andamos buscando.
Eso es justo lo que transmite un símbolo: una “aprehensión”, un conocimiento instantáneo de algo, captar un concepto saltándose los sentidos, un conocer por una impresión, sin pasar por el intelecto. La información contenida resuena en nosotros porque ya estaba dentro. Nos habla de algo que está el los orígenes y que, aunque no nos acordemos, vive en nuestro inconsciente personal y colectivo.
Este funcionamiento lo heredó el arte, que también a través del símbolo logra transmitir algo que se capta sin necesidad de explicación técnica o comprobación empírica.
En los mitos y en los cuentos existe una sabiduría subjetiva que se dirige a algo en nosotros que no es el intelecto, sino el Alma. El Símbolo es su expresión, porque como reza la expresión popular: “una imagen vale más que mil palabras”. Los dragones, los príncipes y las princesas, los tesoros escondidos, las maléficas brujas, los magos, las espadas célebres o las lámparas mágicas significan algo, y podemos aprender mucho sobre nuestro mapa interior cuando nos abrimos a apreciar en estas imágenes la simbología que representan… Como Alicia cayendo por la madriguera y descubriendo su País Interior…
Todos somos el héroe en busca de la amada, tal es nuestro viaje interior, al que debemos acceder para hallar nuestra integridad, nuestro “ser completo”. Por ello tales símbolos son captados de un modo tan claro e inmediatocuando los reconocemos.
La vida, nuestra vida, tiene el significado que nosotros le infundimos. Necesitamos el coraje de experimentar con instrumentos nuevos, sin prejuicios, para vivir de un modo más pleno y significativo. Y los símbolos son tales instrumentos.
Para ayudar a entender mejor el significado de los símbolos arcanos publicaremos una serie de posts en los que intentaremos explicar y clarificar lo más significativo a través de una selección que hemos hecho:
Los Cuatro Elementos, El Árbol, La Serpiente, El Caduceo, El Ojo, La Luna, El Loto, El Huevo del Mundo, La Cruz, El Círculo, El Pentáculo, El Triángulo, La Pirámide, La Esvástica, La Estrella de David, El Tridente, El Obelisco, La Espiral.


EL CÍRCULO: el significado arcano de los símbolos 

“Dios es un Círculo que tiene su centro en todas partes, y cuya circunferencia no está en ninguna”
Hermes Trismegisto

“Un Círculo se cierra sobre sí mismo, y por ello representa la unidad, lo absoluto, la perfección. Es símbolo del cielo en relación a la tierra, de lo espiritual en relación a lo material. Por ello se le relaciona con la “protección” y, así, tenemos los círculos mágicos, los anillos de poder, las coronas reales o los cinturones que nos hacen invisibles.
Si bien el círculo representa el cielo, lo celestial, Dios o el Alma, se usa en lo terrenal como representación de la perfección de Dios en la tierra, de su manifestación arquetípica en la materia.”
Diana y Karolus

Todas las culturas que han existido en nuestra historia nos han legado su experiencia más íntima a través dellenguaje simbólico. Relacionarse con el mundo espiritual, y  sintetizar esa mística relación con la vida a través del símbolo, es fundamental para el encuentro entre lo divino y lo humano.
Un símbolo es la expresión -bajo la forma de una imagen- de una idea o concepto, emoción o sentimiento espiritual, signo eterno de nuestra humanidad y de nuestra pertenencia a un todo sagrado mayor que nosotros mismos.
Los símbolos básicos y primigenios que comparten todas las culturas son El Círculo, La Cruz y El Cuadrado. Hoy empezaremos con El Círculo.
Su imagen proviene del disco solar. El Sol, Creador de la Luz y Señor del Fuego de la Vida, es el elemento crucial para la existencia de vida en la tierra.
Por ello, por encima de todo el cosmos simbólico, se erige el Símbolo del Círculo -la Rueda de la Vida para el Budismo- que hace girar a la naturaleza entera, con sus ciclos, sus ritmos y su movimiento eterno. Es, por tanto, la totalidad, la integridad y la realización.
Un Círculo se cierra sobre sí mismo y por ello representa la unidad, lo absoluto, la perfección. Es símbolo del cielo en relación a la tierra, de lo espiritual en relación a lo material. Por ello se le relaciona con la “protección”, y, así tenemos los círculos mágicos, los anillos de poder, las coronas reales o los cinturones que nos hacen invisibles. De esta manera, para simbolizar un círculo que protege a algo o a alguien, dibujamos este mismo círculo con un punto en su centro, el cual representa la individualidadel ser, el alma –según Carl Jung-. Es el símbolo del oro en la Alquimia, y del Tao, el poder supremo en el Taoísmo. El Círculo es un punto extendido.
La redondez es sagrada por ser la forma más natural. Es la forma que contiene a las demás formas, el “Huevo Cósmico”, la eternidad.
Actualmente la física reconoce este hecho, y ha sido capaz de dar explicación de porqué los planetas o los soles son esféricos y no son cúbicos –cuadrados-. Lo mismo sucede con nuestras células, nuestros átomos o nuestros electrones.
El Círculo representa el poder masculino en su lectura subjetiva, la chispa de la vida, pero en su lectura más objetiva representa el poder de lo femenino, receptivo, la matriz de la Creación. Por ello es la divinidad manifestadacuya creación se regula y se ordena, el Alfa y el Omega del Cristianismo.
Coincide asimismo con la naturaleza hombre-mujer del ser humano, en la que arquetípicamente el hombre ha representado la protección –padre-, el portador de la corona –rey-, la chispa de la vida –simiente-, y la mujer representa el acogimiento y el hogar –madre-, la receptividad, matriz o base –útero y óvulo-, y en la que mejor se representa el círculo por sus redondeces físicas, siendo en sí misma un reflejo de La Tierra -que nos acoge a nosotros como una Gran Madre- acogiendo también en algún momento de su existencia una o varias vidas en su interior.
Embarazo

También el círculo aparece en innumerables representaciones artísticas, religiosas y relativas a tradiciones:
Por ejemplo, los Derviches Malawi, conocidos como los Derviches Giradoresdanzan en círculo sobre sí mismos imitando el movimiento de los planetas alrededor del sol, y también la búsqueda de Dios, simbolizado por el sol mismo.
Innumerables danzas en el mundo son celebradas en círculo como símbolo de hermanamiento, protección de la comunidad -asegurada dentro de sus límites-, búsqueda de lo trascendente a través de la acción en grupo, y fraternidad universal.
Si bien el círculo representa el cielo, lo celestial, Dios o el Alma, se usa en lo terrenal como representación de la perfección de Dios en la tierra, de su manifestación arquetípica en la materia. Por ello encontramos edificaciones y construcciones arcaicas como Stonehengedispuestas en círculo.

Stonehenge

También los rosetones en muchas iglesias y templos cristianos.

Rosetón de la Catedral de León, España
Asimismo, los mandalas resumen perfectamente dicha combinación terreno-espiritual.

Mandala

El círculo se ha usado en ritos de diversa índole como estabilizador, cohesionador de Alma y cuerpo, protector, unificador, sellador… de ahí el uso de cordones de defensa alrededor de ciudades, templos y tumbas; el uso de sortijas, anillos, collares, cinturones…  como elemento talismánico, de unión –matrimonio- y de poder sobrenatural, así como los escudos y brazaletes de los guerreros como su elemento protector.
Veamos la simbología de distintos tipos de círculos:
EL CÍRCULO ALADO: La pareja cósmica, el cielo creativo y la tierra fértil. Es el sol naciente para los egipcios, el dios Ra, la resurrección.

Círculo alado
DOS CÍRCULOS GEMELOS: El principio masculino y el principio femenino, la sabiduría y el amor, El Cristo y su naturaleza dual como Segunda Persona de la Trinidad.

Círculos gemelos
LOS CÍRCULOS TRIPLES: La Tríada original, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; Brahma, Visnhu y Shiva en laTrimurti Hindú, o Isis, Osiris y Horus en el antiguo Egipto.
Círculos triples

EL CÍRCULO EN LLAMAS: 
Es “Pakriti” –Hinduísmo-, “lo que evoluciona, produce y da a luz”.

Círculo en Llamas

CÍRCULOS CONCÉNTRICOS:
 Representan los grados de desarrollo, de evolución de la consciencia del ser, el perfeccionamiento y la armonía adquiridos.

Círculos concéntricos
En nuestro próximo post hablaremos del simbolismo de “la cruz” como representación de la encarnación de lo divino en lo humano, un símbolo imprescindible para comprender nuestra propia naturaleza y la condición de nuestra existencia terrenal.

EL SIMBOLISMO DE LA CRUZ O “LA CUADRATURA DEL CÍRCULO”: el significado arcano de los símbolos


“La Cruz es la base de todos los símbolos de orientación en los diferentes niveles de existencia del hombre, el cordón umbilical jamás cortado en relación al cosmos creador, el recuerdo de nuestro origen, de nuestra esencia espiritual, de nuestra filiación a Dios.”
“Se trata de la definición más clara y sencilla de la encarnación del espíritu en la forma, la cual da lugar a la consciencia, al “yo soy”, al Alma que sabe y ama, el punto de comunicación entre Cielo y Tierra, el eje de la Vida.”
Diana y Karolus

La Cruz es un símbolo universal, pertenece a todas las culturas y a todos los tiempos.
No se trata de un símbolo propiamente cristiano como muchos creen, pues en la cuna de nuestra civilización, en Grecia o en Mesopotamia también estaba presente. Asimismo, miles de años antes de la era cristiana, en la India, en Egipto, en China, en las culturas preincaicas de América, o en la Europa Neolítica y en el mundo Celta, siempre fue un símbolo principal.
Para comprender el significado de la Cruz, basta con representarla inscrita en un círculo. Sus cuatro ángulos miden 90º, así que, la suma de sus cuatro ángulos alcanza la totalidad que el círculo simboliza, 360º. Esta es la razón matemática de uno de los grandes enigmas de la historia: la cuadratura del círculo. En la simbólica China, se relaciona directamente los 4 lados del cuadrado o los cuatro brazos de la cruz con el centro de la misma, el punto de intersección de sus brazos, que coincide con el centro del círculo, la gran encrucijada, el misterio por resolver, la magia por hallar.
La Cruz es una marca, una señal, una coordenada, un encuentro, un contacto o un cruce entre los dos grandes valores de la existencia: la materia, el tiempo, la limitación –representada por su eje horizontal, femenino-, y el espíritu, el espacio, la libertad –representado por su eje vertical, masculino-. En ella, así, se manifiesta una función de síntesis.
La Cruz es la base de todos los símbolos de orientación en los diferentes niveles de existencia del hombre, el cordón umbilical jamás cortado en relación al cosmos creador, el recuerdo de nuestro origen, de nuestra esencia espiritual, de nuestra filiación a Dios.
Se trata de la definición más clara y sencilla de la encarnación del espíritu en la forma, la cual da lugar a la consciencia, al “yo soy”, al Alma que sabe y ama, el punto de comunicación entre Cielo y Tierra, el eje de la Vida.
El Cristianismo ha enfatizado el simbolismo de la Cruz a través del episodio de la crucifixión vivida por Jesús. Tal crucifixión, a nivel simbólico, representa la tarea del hombre por desentrañar el mecanismo entre esos dos ejes, logrando -al final su evolución- encontrar el punto en el que se entrecruzan, y sintetizando ambas energías en una.La muerte simbólica en la cruz representa la muerte del hombre de a pie, de la personalidad llana, a merced del espíritu, que encuentra su sitio tomando tierra a través de ese punto central que equilibra fuerzas y sintetiza aprendizajes.
En esta línea de interpretación el poeta italiano Dante Alighieri la describe en la Divina Comedia -escrita a principios del 1300- como símbolo de gloria eterna, adquirida por el sacrificio,  y que culmina en felicidad derivada por el éxtasis. En el Paraíso, XIV, 103-129, la describe en medio de un cielo estrellado rodeada de bienaventurados en adoración.
Es el andrógino primordial, la dualidad de la naturaleza y la unión de los contrarios hasta convertirse en complementarios… mientras el círculo gira y gira…
El célebre pintor Salvador Dalí usó muchísimo la cruz y el círculo en sus óleos. Como el genio que fue, casi nunca visiblemente para el espectador sino codificado en sus obras. Como ejemplo, su obra “Leda Atómica” parte de una cruz inserida en un círculo, de la que luego traza un pentáculo para situar los elementos del cuadro. Todo ello realizado siguiendo la proporción áurea.
Leda Atómica
También en obras como “El Cristo de San Juan”, “La Última Cena” o “Gala de las Esferas” se pueden apreciar juegos con cruces, círculos y esferas, tanto planas como en movimiento o 3 dimensiones. No cabe duda que Dalí conocía su significado pitagórico y matemático, así como su profundidad simbólica. En su vida personal, mostró pasión por la ciencia, la religión ocupó un lugar relevante en su educación (padre ateo, madre ultra católica, y él buscó su propio significado en los místicos del XVII), y Gala supuso para él una forma de entender las relaciones más allá de lo terrenal, pues la idealizó para convertirla en su musa. Con todo ello, el genio buscó los modos más elevados de plasmar lo que corría por su interior e intentó equilibrar ese juego de fuerzas entre intelecto e intuición, pasión y amor elevado.

El Cristo de San Juan, juego entre cruces de dos y 3 dimensiones.

La Última Cena, configuración similar a la de Leda Atómica.

Galatea de las Esferas. Aparecen dos cruces en movimiento,
una cruz lineal que crea espacios y otra formada por esferas que conforma el objeto.
Representa la integración de nuestra eternidad en el tiempo lineal, la expansión de la vida en todas las direcciones, los “Cuatro ríos del Paraíso” que fluyen de la raíz del Árbol de la Vida, los Cuatro Elementos –Fuego, Tierra ,Aire, Agua- unidos en su centro: el Quinto Elemento, la Luz, la Energía Crística. Por esto el pan sacramental de la eucaristía se marca con una Cruz.
LAS DIFERENTES CRUCES:
La Cruz Latina o Crux Inmissa Capitata: La utilizada por el Cristianismo, cuyo brazo inferior es más largo que los demás. Sirve de base arquitectónica a las iglesias románicas y góticas. Simboliza tanto la Pasión y el suplicio sufrido como la Resurrección de Cristo, su victoria sobre la muerte.
La Cruz Papal: Con tres travesaños de longitud diferente, es la utilizada por la jerarquía eclesiástica.
La Cruz de Lorena: Con dos travesaños de longitud diferente, representa la inscripción burlona de Poncio Pilatos en la cruz de Jesús: “Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos”.
La Cruz Tau: Es una Cruz sin cúspide, y simboliza la serpiente clavada en una estaca, la muerte vencida por el sacrificio.
La Cruz Griega o Cuadrata: De cuatro brazos iguales y rectos, sirve de planta arquitectónica a las iglesias bizantinas y siríacas. Representa el equilibrio de las fuerzas activas y pasivas de la vida, los principios de Sattwa y Tamas del Hinduísmo, los equinoccios y los solsticios de la astronomía, la consciencia sujeta al tiempo.
La cruz Ansada o Ankh de Egipto: Símbolo de la escritura jeroglífica que representa llave que guarda el secreto del despertar de la energía kundalini y la inmortalidad, la Vida Eterna.
La Cruz Gamada o Svástica: Símbolo solar de Zeus, dios del cielo, cuando aparece con movimiento extrógilo. Significa la evolución, el desarrollo, el crecimiento.
La Cruz Gamada o Sovástoca: Cuando el sentido del giro es retrógilo representa la involución, el estancamiento.
La Cruz inscrita en un Círculo: La Rueda de la Vida, la Ley del Cambio, el progreso, la evolución de la consciencia en o desde la forma, la materia.

El significado arcano de los símbolos: El triángulo


“El Triángulo es la clave de la geometría y está en la base de la ‘sección áurea’, llamada también ‘proporción divina’. Sintetiza la trinidad del ser, como producto de la unidad del cielo y de la tierra, la suma del uno y del dos.”
DIANA Y KAROLUS
El número tres es universalmente fundamental. Expresa el orden espiritual de Dios, en el cosmos y en el hombre. Sintetiza la trinidad del ser, como producto de la unidad del cielo y de la tierra, la suma del uno y del dos. Elsimbolismo del triángulo corresponde al del número tres.
En algunas representaciones Dios se simboliza como un triángulo con un ojo dentro -el ojo que todo lo ve-, significando así esa síntesis trina que supone la unión de lo material con lo espiritual, arrojando un tercer aspecto que nace de la unión de los dos anteriores, y que le da el Poder. Ello le hace capaz de expresarse como ser espiritual dentro de un marco material.
Respecto a ello Platón expone en el Timeo que el triángulo equilátero simboliza la armonía , la divinidad y la proporción. Y que el hombre se representa con la división en dos de ese equilátero, convirtiéndose en un triángulo rectángulo. Su tarea es recuperar esa parte “perdida” mediante un tránsito de regreso, evolutivo, y restablecer al fin del camino el equilibrio perdido.
Para los cristianos Dios es uno en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; para los budistas, es la Triple Joya o Triratna: Budha, Dharma y Sangha; en el Egipto ancestral, el triángulo divino está formado por Isis, Osiris y Orus; en el hinduismo, la trinidad se expresa como Brahma, Vishnu y Shiva, los aspectos productor, conservador y transformador de la creación; el mantram “Aum” –frecuentemente pronunciado “Om”-, los tres estados de la manifestación o los tres Gunas: Sattva, Rajas y Tamas; los tres Reyes Magos de Oriente, símbolos de las tres funciones del Rey del Mundo en la figura de Cristo naciente: Rey, Sacerdote y Profeta, y sus tres ofrendas: oro –símbolo de la realeza-, incienso –símbolo de la pureza del sacerdocio-, y mirra –la resina más amarga… el don de la profecía-.
El Triángulo es la clave de la geometría y está en la base de la “sección áurea”, llamada también “proporción divina”. El triángulo perfecto o “sublime” es aquel que su ángulo superior tiene 36º y los dos ángulos de la base 72º. El 36 tiene una gran significación pues es un número que se encuentra -sea él o derivados de él- en infinidad de conceptos matemáticos, esotéricos y religiosos.
Sin ir más lejos, el frontón de un templo contiene un triángulo con 108º (36×3) en la cúspide, y 36º cada extremo de la base. Dichas medidas se  corresponden, a su vez, al número de oro o proporción áurea.

Maqueta del templo de Aphaia Glyptothek, Munich
Con la punta hacia arriba es un símbolo solar y representa la vida, el elemento fuego de la Alquimia y el sexo masculino, la potencia genésica, el “lingam” del Hinduismo. Es también una de las representaciones de Cristo para el Cristianismo. El triángulo con la punta hacia abajo es lunar y simboliza el principio femenino, la matriz, la Diosa, la Gran Madre, y corresponde al símbolo alquímico del agua y del sexo femenino, el “yoni” (significa matriz) del Hinduismo.
Para los alquimistas, existían tres substancias básicas para realizar la Gran Obra –convertir el “plomo” en “oro”-, el azufre, el mercurio y la sal. En la Alquimia el triángulo con la punta hacia arriba es símbolo del fuego, y también del corazón. Dicha conversión vuelve a contarnos una vez más la alegoría sobre la transformación de la materia simple en materia pura o noble: a través del corazón, símbolo de la manifestación física del Alma, y a través del fuego, símbolo del conocimiento superior, la sapiencia.
En la tradición judaica, el triángulo equilátero simboliza a Dios, cuyo nombre no puede ser pronunciado. El Sello de Salomón y el Escudo de David están compuestos por estos dos triángulos montados el uno sobre el otro, en forma de hexágono estrellado, representando la sabiduría humana, la expansión de la consciencia en el mundo manifestado.

Sello de Salomón
El Sello de Salomón, al igual que el Pentáculo,  a menudo ha sido vinculado con el satanismo y otras artes oscuras. Como venimos insistiendo en esta serie de posts de EBA sobre simbologíatoda significación tiene su cara luminosa y su cara oscura. Debemos tener en cuenta que la oscuridad tiende a copiar todo aquello que procede de lugares luminosos. Es incapaz de crear por sí sola, pues no es fuente de luz si no ausencia de luz.
Como ejemplo, posiblemente muchos de ustedes habrán visto representaciones de este símbolo con un 666 inscrito dentro. El 666 se ha relacionado con la energía luciferina y todas sus vertientes. El 6 se entiende como la suma de dos 3. Tres en lo material, más tres en lo espiritual. El triángulo de arriba, unido al triángulo de abajo.
La Astrología Evolutiva nos lo explica a través del signo de Virgo. La energía de Virgo tiene como objetivo la purificación de la materia, primero, y la expresión espiritual a través de ella, segundo. Y no una o la otra, sino la una y la otra como unión indisoluble. Triángulo de arriba, y triángulo de abajo. El 666 no es más que 6 (3+3, equilibrio materia-espíritu) en el plano físico, 6 en el plano emocional y 6 en el plano mental. Triángulos dentro de triángulos como hologramas dentro de hologramas.
En el esfuerzo evolutivo del hombre por lograr esa suma, la consecución de ese “sello” -fijémonos en la connotación que tiene la palabra, pues un sello es algo que cierra o rubrica algo- hay desequilibrios y por tanto también manifestación de energía luciferina. Energía que fue puesta en la tierra para justamente trabajar como equilibrador y acelerador de la evolución del hombre. No por ello se puede afirmar que el símbolo es en sí negativo, mas bien se usa así interesadamente para enfatizar los entresijos de ese tránsito evolutivo, no siempre alegres, y confundirnos.
Para la Kaballah hebrea, el triángulo representa al espíritu, al Alma y al Cuerpo. En el Árbol de la Vida, los “sephirots” se agrupan también según un modelo de triangulación: lo inmanifestado, lo arquetípico o supraformal y la acción realizadora.

Árbol de la Vida, obsérvese la disposición triangular entre los Sephirots.
Para el Cristianismo, el ternario sirve para numerosas concepciones sistemáticas de ordenación: tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, o la tríada “amor, sabiduría, verdad”; para la dialéctica hegeliana: tesis, antítesis y síntesis… De hecho el tres o el triángulo es el número de la consumación: David vivió 33 años; Jesús murió a los 33 años; La Divina Comedia de Dante consta de 3X33 + 1 cantos; el rosario islámico consta de 33 cuentas o en la mitología hindú, 33 dioses expresan la perfección.
Tipos de Triángulos:

Triángulo inscrito en un Círculo:

Simboliza los arquetipos o modelos de las formas que han sido, que son y que serán. La eternidad reside alrededor de ellas, y desde ellas, el tiempo fluye como un arroyo, inundando los mundos (Plutarco).

Tres Triángulos entrelazados:

La unidad indisoluble de las Tres personas de la Trinidad Universal.

El Sello de Salomón:

“Cada analogía verdadera debe ser aplicada inversamente”, “lo que está arriba es como lo que está abajo, pero a la inversa”. Es la unión de los dos principios universales: masculino-femenino, luz oscuridad, muerte-vida, yin-yang… el equilibrio perfecto de las fuerzas complementarias, el aspecto andrógino de la deidad.

EL PENTAGRAMA: El significado arcano de los símbolos


“El Pentáculo expresa una potencia que es fruto de una síntesis de fuerzas complementarias: 2+3=5. El 2 representa al principio femenino, el 3, al masculino. Significa entonces el matrimonio, la felicidad, la realización, la androginia, la perfección. Signo de unión, de nupcialidad entre el principio celeste -3-, y el principio terreno de la madre -2-: así que no expresa un estado, sino un acto.”
Diana y Karolus

También conocido como la Estrella de Cinco Puntas, o La Estrella de los Druidas, la simbólica del Pentagrama -o Pentáculo- es múltiple.
Quizá la más destacable sería su fundamentación en el número 5, que representa la unión entre desiguales. Por un lado el 3, principio impar y masculino, y por otro el 2, principio par y femenino.
Su unión simboliza la Androginia y, por tanto, aquella unión de opuestos generadora de una entidad mayor, y que es superior al resultado de la suma de las dos anteriores. Integra el grupo y une las partes opuestas, por ello las sociedades Pitagóricas lo consideran la apertura de la puerta de la Alta Ciencia: el conocimiento profundo y la vía de acceso al “secreto”.
Se le concedió tal poder al Pentagrama que muchos lo consideraron mucho más que un símbolo de conocimiento, atribuyéndole poderes como imagen de conjuro y adquisición de poder. Por ello algunos sectores oscuros lo utilizan en prácticas satánicas, sobretodo en su forma invertida. Su poder esencial, no obstante, no reside para nada en ese uso. Os lo explicamos a continuación:
Para la Escuela Pitagórica, el Pentáculo o “Pentagrammon” significa la salud y el conocimiento.
Para Pitágoras de Samos, el número Cinco es el símbolo de la perfección del microcosmos: el hombre. Es el número de los dedos de la mano, los cinco sentidos.
Representa la totalidad del mundo sensible, concretada en los cuatro elementos más el quinto: el éter, la energía del mundo espiritual.

El espacio o éter alberga a todos los elementos existentes (el fuego, la tierra, el aire y el agua), siendo su sustrato, pues dependen de él para moverse libremente.
Platón nos instruye acerca de los Cinco Sólidos o figuras geométricas tridimensionales regulares capaces de inquibirse en una esfera:

el cubo – elemento tierra
el icosaedro – elemento agua
el octaedro – elemento aire
el tetraedro – elemento fuego
Y el dodecaedro,
que corresponde al quinto elemento: el éter
En cuanto a iconografía religiosa se refiere, el pentagrama representaba para los Griegos a la Diosa de la Salud (Hygieia), y también para los Romanos, a quien llamaban Higia. Vemos en la imagen el principio femenino -mujer- junto con el principio masculino -serpiente-.
En la cristiandad ha simbolizado a Cristo como el Alfa y el Omega, el principio y el fin, concretamente en las cinco llagas de Cristo (dos en las manos, dos en los pies y la última la producida por la lanza que le atravesó el tórax).
En el Islam, representa las cinco columnas de la santidad.
En el Hinduismo, representan al dios Shiva con cinco rostros.
Las medicinas tradicionales de oriente están basadas en “Los Cinco Elementos”.
Los Alquimistas buscan la “quintaesencia”, es decir, el quinto elemento que permitiría elaborar la Piedra Filosofal.
En la iconografía popular, la literatura y el cine, el elemento cinco se ha usado comúnmente para representar esa quintaesencia o elemento que es capaz de combinar los 4 elementales para terminar dando forma en un quinto que resuelve.
En El Señor de los Anillos, de JRR Tolkien, cinco eran los magos blancos -los Istari- encarnados para luchar contra el Señor Oscuro -Sauron- simbolizando el control del éter y de los 4 elementos, característica principal de la magia.
Las 5 varas de los Istari, de Vigshane.
El cineasta francés Luc Besson dirigió y escribió El Quinto Elemento (1997), filme en el que narra el viaje de una especie de Andrógino llamado Leeloo en su intento de acabar con una fuerza oscura que amenaza La Tierra. Leeloo tiene la capacidad de sintetizar en una sola las fuerzas de los 4 elementos, convirtiéndose así en un arma de gran poder.
También usamos mucho la expresión “usar los cinco sentidos” cuando queremos llegar a conclusiones a través de una muy acurada recepción de información. A través de lo que captamos somos capaces de deducir y intuir, quintaesencia en el pensamiento proporcionada por nuestros receptores.
El Pentáculo expresa una potencia que es fruto de una síntesis de fuerzas complementarias: 2+3=5. El 2 representa al principio femenino, el 3, al masculino. Significa entonces el matrimonio, la felicidad, la realización, la androginia, la perfección. Signo de unión, de nupcialidad entre el principio celeste -3-, y el principio terreno de la madre -2-; así queno expresa un estado, sino un acto.
Por ello, un uso oscuro del símbolo puede producir separación, cristalización, involución, e individualización exagerada. Cada símbolo, como todo en la vida, puede usarse para bien y para mal, y éste no es una excepción. No obstante, es inexacto e incierto atribuir su origen al satanismo u otras prácticas oscuras.
Es también el símbolo del hombre, tal como Da Vinci lo expresa en su “Hombre de Vitrubio”. Si un hombre está extendido, con los brazos y las piernas estirados, y con el sexo por centro, su parte superior es igual a su parte inferior; y puede trazarse una circunferencia con un compás, teniendo cada una de estas partes la longitud de un radio. Por ello es símbolo de la manifestación del hombre, al término de su evolución biológica y espiritual.

El simbolismo arquetípico de El Nacimiento


“Padre y Madre son dos arquetipos de polaridad opuesta que aportan por un lado la estructura y por otro la forma. La suma de ambas polaridades da como resultado un tercer aspecto, el Hijo, que une ambas y representa una nueva fuerza estructural y de ideas, un proyecto de futuro.
El Nacimiento, como arquetipo, representa esa impronta inconsciente en todo ser humano, la que nos liga a nuestra familia y la que nos impulsa a crear una nueva que materialice un avance, una nueva versión de nuestra ética, ideales y modo de hacer las cosas”
El Ecualizador
Estos días de celebraciones navideñas es bastante habitual encontrarse en comercios, casas de amigos, o grandes almacenes una representación del nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.
Más allá de las creencias o no creencias religiosas, -que El Blog Alternativo y un servidor respetan por igual- el Nacimiento tal y como lo venimos representando tiene un gran simbolismo arquetípico.
Es interesante conocerlo pues el cristianismo ha tenido una gran influencia cultural. La simbólica del nacimiento es muy rica y da entender el porqué, desde un punto de vista inconsciente, ha permanecido en los ritos tanto religiosos como no religiosos de muchas culturas  en el mundo. Sin ir más lejos, la celebración de las navidades.

Jesús, María y José son una familia

La familia, como arquetipo, sigue siendo un pilar de funcionamiento en prácticamente todas las sociedades del mundo. Es una estructura básica dentro de la que nacemos, nos educamos y emprendemos nuestro propio camino a través de la emancipación. Dentro de la familia encontramos ejemplo en las dos polaridades principales, masculina y femenina: aprendemos a usarlas y nos levantamos como personas.
Nos suena “natural” y su representación es algo que nos parece cercano pues la mayoría de nosotros hemos crecido en una.

José, arquetipo de el Padre

El arquetipo de el Padre se manifiesta a través de todas aquellas acciones de polaridad masculina: potencial de acción, sustento, lucha, limitación y también autoridad. José es habitualmente representado con una vara, símbolo de la sabiduría. Sabiduría que aplica en bien de una empresa común, y que él “comanda” en función de los objetivos previstos.
En este caso, José mantiene la familia a través de su trabajo y también cediendo el protagonismo a María y Jesús, quedando en un “segundo plano” en el que trabaja para que todo lo que suceda este dotado de suficiente estructura para mantenerse.
Este arquetipo de Padre, así como el de Madre, se representa tanto por hombres como por mujeres; es -por decirlo de algún modo- la “fórmula energética” de este tipo de polaridad la que, cuando somos niños, captamos a través de nuestros padres y empezamos a aplicar en nuestro día a día.

María, arquetipo de la Madre

María representa la polaridad femenina. En su caso, se sacrifica dando a luz y más adelante apoyando y nutriendo todas las decisiones que su hijo toma, independientemente de sus consecuencias. Si bien el padre es capaz de limitar, la madre nutre, da calor, apoya y da forma a todo aquello que los hijos necesitan. El vientre materno y lo que sucede dentro de él durante la gestación son una imagen arquetípica del arquetipo Madre.
Normalmente la Madre, arquetípicamente hablando, sabe “sufrir” para respaldar una decisión. También dota de sentido, forma y contenido aquellas iniciativas y ideas de los hijos y la familia.
El arquetipo padre, por un lado, dota de estructura, acción y sustento. El arquetipo madre, por el otro, nutre, ayuda al crecimiento y da sentido al proyecto. De la suma de estos dos, nace un tercer arquetipo:

Jesús, arquetipo de El Hijo

El hijo representa aquel proyecto futuro que perpetuará los objetivos familiares. Los herederos, a menudo, simbolizan la extensión de un modo de hacer, la culminación de una empresa o la consolidación del propio proyecto familiar o del proyecto que la familia lleva a cabo.
Por sí mismos los hijos como arquetipo representan una renovación o actualización de ideales, formas de hacer, y nuevos proyectos, basados en la estructura y contenidos aportados por las polaridades padre-madre.
Jesús, como personaje, usó ambas cualidades para extender su mensaje independientemente de los objetivos familiares. Sus padres le aportaron las cualidades y estructura necesarias.
Él mismo representa también el nacimiento de algo nuevo, una renovación, el tomar una base -la familia- dotada de una estructura -arquetipo padre- y unos valores -arquetipo madre- para renovarla y aportar su propio proyecto.
Es la representación del ideal de futuro mejor, aquella idea de que “trabajamos para que nuestros hijos estén mejor que nosotros” y también “nuestros hijos serán mejores que nosotros y transformarán el mundo”.
Padre y Madre suponen dos arquetipos de polaridad opuesta que aportan por un lado la estructura y por otro la forma. La suma de ambas polaridades da como resultado un tercer aspecto, el Hijo, que une ambas y representa una nueva fuerza estructural y de ideas, un proyecto de futuro.
El Nacimiento, como arquetipo, representa esa impronta inconsciente en todo ser humano, la que nos liga a nuestra familia y la que nos impulsa a crear una nueva que materialice un avance, una nueva versión de nuestra ética, ideales y modo de hacer las cosas”.

DIANA Y KAROLUS
En El Blog Alternativo: serie “El significado arcano de los símbolos”
En El Blog Alternativo: Pitágoras, mucho más que un teorema