martes, 2 de julio de 2013

CONSAGRAR UNA VELA


Consagrar quiere decir HACER SAGRADO, quiere decir “destinar para…”. La consagración de una vela es el proceso más importante dentro de la creación de velas mágicas o de poder, pues es a través de la consagración donde impregnamos nuestra vela (a nivel energético) del propósito concreto que deseamos, a través de la energía del pensamiento, la intención, la visualización y la emoción juntas, fluyan a través de la energía de nuestras manos, imprimimos y sellamos el trabajo concreto a realizar.

A través de esta consagración, se está dando el impulso, la fuerza y el poder para que la energía de todos los elementos mágicos (color, aroma, cristales, etc.) se muevan en base a este propósito en específico. De esta manera, reunimos todas las piezas para crear una vela mágica, viva y poderosa.


  1. Crea un espacio sagrado para este momento, puedes armonizarlo con inciensos, velas, música y todo aquello que te sintonice con lo que vas a realizar.
  2. Ten en mente el propósito para el cuál deseas consagrar tu vela.
  3. Frota las palmas de tus manos para abrir tus centros de energía y visualiza un rayo blanco que entra por tu coronilla, conectándote con la Fuente Divina de Luz, visualiza como este rayo desciende por tu frente, la garganta y el corazón, para finalmente, encontrar salida a través de tus manos.
  4. Toma tu vela entre tus manos y mentalmente consagra tu vela, puedes hacerlo a través de palabras sencillas como: “Yo consagro esta vela para……….. (encontrar amor, trabajo, más flujo de dinero, etc.)”. Continua con tu vela entre tus manos, siente como vibran tus manos y como a nivel mental estás transmitiendo tus pensamientos. Repite la afirmación 3 veces.
  5. Continua con tu vela entre las manos y ahora visualiza como sería si lograras tu propósito, por ejemplo, si estás trabajando con un propósito para incrementar el flujo de dinero, visualízate con libertad económica, visualiza tu estado de cuenta ascendiendo, imagina billetes volando hacia a ti, en fin, visualiza y proyecta todas las imágenes a tu vela.
  6. Ahora permítete sentir lo feliz que serías si lograras tu proyecto, permítete sentir todas las emociones positivas posibles, alegría, paz, serenidad, amor, libertad, etc. Todas las emociones se están sellando en tu vela.
  7. Cuando finalices, da gracias por este momento y agradece a la vela por el trabajo que realizarán juntos.
Tu vela ya está consagrada.


La consagración es lo que “da vida” a una vela, pues es justa ahí donde impregnamos, a través de la energía, el propósito a trabajar. Sin la consagración, la vela no es más que un objeto material sin poder energético. Es través de la consagración que todos los elementos mágicos y vibratorios que añadimos, se potencian.

Si trabajas con elementos vibratorios o mágicos (colores, esencias, cuarzos o hierbas) procura que sean afines al propósito que quieres trabajar (amor, dinero, trabajo, salud, etc.). Si tuvieras dudas en el uso de estos elementos, te sugiero trabajar solamente con velas blancas, las cuales podemos considerarlas como “universales” pues el blanco, contiene en si, todos los colores, por lo tanto, es adaptable a cualquier propósito.


Nuestra vida cotidiana está hecha de rituales. A través de las velas podemos crear rituales que impriman un determinado grupo de cualidades energéticas en ellas, que nos ayuden al logro de nuestros objetivos.
El fuego TRANSMUTA, estalla y se enciende, consume y disuelve toda imperfección humana; pasada, presente y futura.
Cuando realizamos un ritual, estamos creando un flujo de energía que se mueve siempre en el mismo sentido, por lo tanto, cada vez que lo hacemos, la sintonización con nuestro propósito es inmediata, nuestra mente, nuestros sentidos y en si, todo nuestro ser, está concentrado al 100% en el propósito que estamos trabajando y esto crea una movilización energética disparadora, que habitualmente no encontramos en nuestras acciones cotidianas.

Ya sea para hacer una vela o para trabajar con una vela a nivel energético, esotérico o terapéutico, los resultados dependerán de nuestro ritual. No es lo mismo encender una vela, darnos la vuelta y dejarla quemar sola (aún estando preparada con elementos mágicos) que encender nuestra vela, centrarnos en nuestro propósito, visualizar, sentir, decir alguna oración o realizar alguna meditación y quemar inciensos mientras lo hacemos, en este último caso, nuestra energía está comprometida en su totalidad al propósito o tema que estamos trabajando, de alguna forma, estamos trabajando EN UNIDAD, con responsabilidad y compromiso y esto es tremendamente movilizador para el trabajo con velas y cualquier trabajo energético.

Las velas en si no tienen ningún tipo de fuerza y poder por si solas, sin nuestra intervención consciente, son un objeto inanimado sin poder.

Cuando encendemos una vela, se establece una correspondencia entre su luz y la luz interior de quien la prende, por lo tanto, el ritual será una manifestación de lo que llevamos dentro.

La vela es una extensión de nosotros mismos y proyecta nuestra luz. Al encender el Fuego Sagrado, encendemos el fuego en nuestros pensamientos y deseos más profundos, encendemos nuestra zona de Divinidad. El fuego simboliza entonces, nuestro FUEGO INTERNO.

El fuego entonces, transmuta nuestra negatividad interior para poder entonces proyectar nuestra Luz al exterior, va quemando y transmutando por capas, en la medida en que se va transmutando lo negativo, la persona se va Iluminando internamente y esta Iluminación se convierte en su fuerza interior para transformar su realidad.

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